Blog de viajes Digital Travelers. Relatos y fotografía de viajes: octubre 2008

miércoles, 8 de octubre de 2008

India en moto (2004). Parte 3

¡Ya estábamos en Leh! Nos alojamos en un pequeño hotelito familiar muy limpio y agradable. Recuerdo que el primer día tuve que estar en la habitación con los ojos cerrados porque los tenía hechos polvo (esto de tener ojos claros...) así como toda la cara quemada (todavía hoy en día tengo las manchas en la piel). Llevé todo el tiempo gafas de sol pero ni así... lo de la quemada fue porque no teníamos crema protectora y a 5000m. el sol pega que te cagas. Sebastián, como es moreno, pues lucía un bonito bronceado y ya está...

Al día siguiente ya estaba recuperada y lista para salir de exploración, teníamos unas ganas que nos moríamos...

Estuvimos unos días geniales pateándonos Leh, comiendo comida tibetana (en especial momo que nos encanta) y disfrutando como posesos. Hay muchísimas cosas para hacer. Contemplar el palacio, visitar gompas (monasterios), ir a la stupa Shanti y deleitarte con el paisaje, perderte por los mercados (mercado tibetano, mercado de Moti) y por las tiendecitas con artesanía tibetana o simplemente dejarte llevar, ponerte a andar y perderte...

Después de explorar en profundidad Leh decidimos coger la moto e irnos a investigar los alrededores...

Empezamos por el este de Leh. Choglamsar, el Palacio de Stok, Shey Gompa, Thiksey Gompa, Matho Gompa, Taktok Gompa, Hemis Gompa... todos increíblemente bellos, no sólo los monasterios en sí sino sus enclaves y en general todo el paisaje. Los monjes muy majetones y muy auténticos.

Luego seguimos por el oeste de Leh. Spituk Gompa, los pueblos de Nimmu, Basgo, y Pyang en donde pudimos disfrutar del Festival Tse-Dup que se celebra cada 3 años y en el cual se exhibe un enorme thangka y los monjes, ataviados con máscaras y ornamentados trajes, llevan a cabo danzas sagradas.

En una de las rutillas que hicimos por esta zona pinchamos la rueda de atrás de la moto en medio de la nada... yo me quedé con la moto sentada a la orilla de la carretera mientras Sebastián paró a un camión que le llevara con la rueda al pueblo más cercano. Al cabo de un rato Sebastián vino corriendo a buscarme en un autobús que había parado porque en el pueblo más cercano le habían dicho que andaba por la zona de Leh una panda de desgraciados que asaltaba a las mujeres occidentales (aprovechó también para coger una cámara, en "el taller" del pueblo no tenían...).
Ni cortos ni perezosos paramos un jeep de militares nos montamos destrás como pudimos y nos llevaron un rato (hasta donde podían ya que tienen prohibido coger a gente y si les veían...), después paramos a un ciclomotor que nos acercó ya al pueblo en "moto de tres", osea los tres en la moto ja,ja.
Estuvimos esperando un poco a que arreglaran el pinchazo y cuando la rueda estuvo terminada Sebastián la cogió, paró un camión que iba en dirección a donde habíamos abandonado la moto, la montó y volvió a recogerme para irnos a Leh.
Al final tuvimos que hacer bastante trayecto en noche ciega (nada recomendable, no hay ni una luz...) pero despacio, despacio y con los ojos bien abiertos, llegamos bien Leh.
Después de pasar unas semanas que jamás podremos olvidar, decidimos coger la moto e iniciar el viaje de regreso a Manali.
Continuará...